pelagatos alunados, en un rapto de loca seriedad presenta a: Miquel Barceló, la nueva piel cerámica para catedral de Palma de Mallorca...

Llevando la expresividad de un lenguaje y una técnica a límites inéditos. Arrancando a la materia nuevos registros simbólicos. Agrietándola y golpeándola, dandole patadas y puñetazos, cociéndola hasta obtener de la arcilla las texturas rugosas de la tierra. Dibujando con las manos hasta perder las huellas de los dedos. Vertiéndose prácticamente a sí mismo en ese lienzo colosal que revela “la transmutación del fango en panes y peces”. (inauguración de la capilla de Sant Pere en la catedral de Palma)





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Pensando desde la humanidad, desde la sensación y el tacto, modelando desde la veneración de la materia y haciendo del propio cuerpo el único instrumento posible. Así ha materializado Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) su milagro cerámico de los panes y los peces en la Catedral de Palma.La cerámica de la capilla del Santísimo de la catedral de Palma de Mallorca tiene la fuerza de las cosas que suceden por primera vez. Me sugiere un sueño, una obra que te envuelve, el autor está dentro, integrado". Miquel Barceló, no es otro de esos fantasmas sin piel.



Trashumante, vive y trabaja en Mallorca, París y Malí. Pinta, dibuja, obra el fango, hace esculturas, crea escenografías, interviene en una performance y escribe en la agenda de bolsillo. No es creyente y el poder antiguo de la Iglesia le encomendó la intervención con el milagro de los panes y los peces en la densa biografía litúrgica, en el memorial de arte que es la seo, un sueño que no pudo cumplir Joan Miró, vetado por los canónigos en la dictadura.





Andy Warhol retrató con fascinación al pintor estrella de Felanitx, que tuvo taller en Nueva York, donde expuso con el mítico galerista Leo Castelli. Barceló coincidió en la Documenta de Kasel de 1982 con los rompedores y efímeros Haring y Basquiat y fue fichado por el marchante suizo Bruno Bischofberger. Su carisma y capacidad de seducción corren parejas a su fuerza expresiva y dedicación. En una década, su cotización se multiplicó por 10, y por 400 su primera litografía.





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“Miquel Barceló pasó seis años imbuido con la que ya es una creación magna, 300 metros cuadrados de superficie de arcilla trabajada a puñetazos y con el cuerpo, coloreada, con cientos de figuras, más cinco vitrales, trazados con los dedos. "No está mal el plazo para la obra y la vida de la catedral".




Un Cristo pálido es el núcleo discreto del retablo del templo medieval junto al mar de Palma. La presencia del autor, que puede ser iconoclasta, se difumina en un relieve insinuado. "Era un compromiso, por contrato tenía que hacer un Cristo de la resurrección. Pensé hacer una metáfora, el eco de un pez en esta creación y multiplicación. Lo dejé hasta encontrar la forma de asumirlo. Es una especie de autorretrato. La figura aparece, se distingue blanquecina. No es un icono dominante, está junto al pez espada y la palmera, más inmediatos".


Barceló es un lector voraz y selecto. La última planta de su casa de París la llena la biblioteca que fue de su amigo el escritor americano de Tánger Paul Bowles, que le convirtió en protagonista de una novela, Muy lejos de casa. Antes de pintar, desde el PC portátil descarga horas de música italiana antigua de una radio de Internet de Estados Unidos o programas sin anuncios.



Miquel Barceló habla el catalán de Felanitx con sus dos hijos mientras que Cècile lo hace en francés. "Mis manos están por todas partes, nidos de manos: ahí están las de mi hija Marcel·la. No lo disimulé. Están mis rodillas y con puntapiés trabajé la bandada de lizas. Son datos. Al cocer, la arcilla se reduce un 12% y mis manos y pies parecen de niño. Las minúsculas son de mi hijo Quim".



En la era digital cita los principios, lo previo al arte: "En las cuevas prehistóricas se perfilaron marcas de manos y dedos antes de que se prefigurase ninguna representación. El barro es el elemento con el que se crea Adán. En arcilla quedó registrada la primera huella del hombre, impresa en la tierra húmeda. Una charca o el limo guardaron hollados los datos de actividad sobre la TierraA las dos de la tarde cierran la catedral. Sin bombillas ni cirios, en silencio y vacía es un ámbito imponente. El autor se aleja del mural, mira la capilla y observa otros enclaves. "Es armoniosa, ya está completa, queda bien". Los vitrales, grises, casi radiografías, matizan la luz solar aplanadora. "Colorines. La primera escritura fue sobre tablillas de fango. El fango es un soporte muy elemental, fue una buena elección".




Vestido de astronauta, con mascarillas y guantes especiales, en diciembre pasado ejecutó las cristaleras, la decisión final antes de mostrar la apertura de la modernidad. "Fue una operación tóxica, debí protegerme. Los dibujos de los vitrales -de 15 metros de alto- están hechos con el dedo recorriendo la superficie química. Pinté con el índice sobre cristal, es la marca del ojo, perfecta, la plasmación de la mirada. Escribir con el dedo es la medida que el ojo sabe leer, está hecho para eso".

nunca hubiera hecho. Opté por el gris, grisaillés. Un líquido de plomo se extiende y quema el cristal, lo empaña". Cruza la seo y siempre escudriña, una calavera en una tumba, un artilugio modernista, un retablo, la fuerza arquitectónica.



Ahora soy maestro en Malí, en la Universidad de Bamako. Por primera y única vez en mi vida ejerzo el rol del magisterio. En Baleares me nombraron doctor honoris causa, yo que sólo fui dos semanas a la universidad, ya tiene mérito. Debe de ser la carrera más breve y con mejores resultados de la historia".



París de madrugada, 8 de enero. El anfitrión enciende la luz de las salas de su taller. Pone música de Malí y abre champán para las últimas copas. Dos horas atrás sopló, divertido, en una cena, las velas largas de los 50 años, flanqueado por los escritores Patrick Modiano y Adam Zagajewski y el marchante Bischofberger, y amigos de su isla, Barcelona y París.




Barceló se llama "pintor europeo antes que pintor español. Más bien soy un tipo de ultramar. Marca mucho, de verdad, la europeidad. Soy catalán de Mallorca y sureuropeo, es evidente. Europa debió ser de la cultura y no solo de los Estados. Cultura era la primera palabra para definir de la UE, no el tráfico económico. Europa es una de las mejores ideas que peor aplicación han tenido. Es una lástima, la desarrollan los mercaderes y se emplea para la exclusión del otro".



"La anatomía del cerdo tiene delicadeza estructural. Uno evocó en esta pieza la forma de mitra obispal, y otro, zonas eróticas. Hasta los andares se alaban". El hombre de Felanitx ha hecho un descomunal elefante de cuatro metros que se alza sobre la trompa.




La intervención en la catedral le sitúa en la historia. "No tuve tiempo de sentir vértigo. Estaba demasiado ocupado con la complejidad material y plástica de la cerámica, y después se agregaron los problemas locales y políticos. Con la obra en marcha ha habido dos obispos distintos y dos Gobiernos diferentes. Murieron el obispo Teodor Úbeda y el canónigo Pere Llabrés, dos impulsores. Me apenó. Es una intervención en tu casa, pero cuajó al aunar voluntades diferentes y terminarla, con un cambio de siglo".



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Miquel Barceló, nombrado ya doctor honoris causa por la UIB, se quedó sólo en el estrado, como en la soledad del taller. Las luces se apagaron y en una pantalla gigante y al ritmo de sincopadas percusiones africanas se encadenaron distintas imágenes, en una sucesión de los motivos que forman parte de su iconografía y de su vida. La secuencia se detuvo en una bella imagen del río Níger. Y en ese momento el artista empezó su particular lección magistral, acompañada por un montaje audiovisual. "Mali es el lugar donde hoy tendría que estar, precisamente en esta estación, cuando los días son más cortos. No siempre como en la imagen, sumergido en el río Níger, ese cauce que es a la vez fuente de vida y de muerte", señaló. "Cuando pienso en eso me doy cuenta de que llevo sumergido en mis cuadros y en mi pintura desde hace más de treinta años. Advierto que llevo todo ese tiempo buceando en la pintura y fabricándome mis propios instrumentos para seguir buceando en ella", subrayó. "Y también me doy cuenta de que sólo abandono esa fijación por mi pintura para nadar, leer y hacer sexo", apuntó. "Las imágenes del mundo las fui a buscar a África huyendo de la grosería y de una isla que se estaba convirtiendo en un residencia gerontogermana", dijo. En la pantalla volvieron a sucederse las imágenes. Y Barceló prosiguió: "De Felanitx a Nueva York y Gao, mis temas fueron animales, pintores, muerte, vértigo, Tintoretto, la perspectiva, Verlaine, Picasso, Rothko, Virgilio, Pessoa, vodka, Fitzgerald, pintor borracho, pigmentos, LSD, Miró, el gato negro, Pollock, Manhattan, botifarrons, amigos, reflejos, toros, lluvia, esperma, Camarón y colillas", dijo en una sucesión que repasaba con detalle muchas sus pinturas, algunas de las cuales aparecían en pantalla acompañando sus palabras. "Después de África aparecen las termitas, los zapatos viejos, el culo de las africanas, la sed, el tiempo que pinta y despinta, la sed de la muerte y el barro como pintura". En ese momento la pantalla ofreció al auditorio fragmentos del documental Mar de fang, un audiovisual que muestra a Barceló trabajando la piel cerámica de la Catedral acompañado por Vicenzo Santoriello en el taller de Vietri sul Mare. Hasta que esa imágenes se fundieron en una foto fija de la capilla del Santíssim tal como será inaugurada hoy por los Reyes. "En el año 2000, doce años después de mi primer viaje a África, empecé a pensar en el proyecto de la capilla de la Catedral, mi obra en la Catedral es una lección, pero para mí ha sido una lección de modestia", aseguró. "Empecé a concebirla en me habitación de Mali, una habitación que a menudo me sirve como medida del mundo. Y la acabé sin darme cuenta que, como el cuadro de mi habitación de Mali, es un autorretrato". Con anterioridad al acto y para que perdure su memoria en la UIB, Barceló plantó un algarrobo en el campus, en los jardines de Son Lledó. "He escogido este árbol porque me gusta su olor cuando florece y porque la algarroba siempre me ha parecido un fruto hermoso”


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Esta creación llevó a Barceló 'dos o tres años de preparativos', en los que hizo 'cientos de pruebas' hasta que le pareció 'que había conseguido la técnica adecuada' para su ejecución.Se trata de una 'obra técnicamente muy compleja', que 'recubre casi completamente una capilla de 300 metros cuadrados y está realizada en Nápoles', en Vietri, contó el pintor, quien destacó que se midió el espacio con láser aplicando un punto de luz cada 20 centímetros para definir todas las asimetrías.La cerámica corresponde a un único pedazo y funciona como un 'puzzle' que se ha instalado en la pared a partir de las grietas naturales que se abrieron y sobre las que, además de sus palmas, están las de sus hijos pequeños.
Como una gran ola de barro rompiendo vigorosa bajo el cielo nervado de la capilla gótica medieval. Como una marea arenosa que arrastrara consigo la bulliciosa memoria del mar. Como una piel tatuada por los frutos de la tierra. Terrenal, literalmente excesiva como lo es la veracidad de la vida. Pero también con una espiritualidad esencial y austera.